Una de las consecuencias más graves de la epidemia de opiáceos es la propagación de la hepatitis C entre los usuarios de drogas inyectables. Un estudio nuevo muestra que, si se desarrolla con éxito una vacuna contra la hepatitis C, se reduciría drásticamente la transmisión de la hepatitis C entre los consumidores de drogas, a pesar de que es poco probable que una vacuna así brinde inmunidad completa.
El alcohol y otras sustancias tales como los opioides también tendrían un papel en dicha toxicidad. Los autores señalan que existen otros factores, no directamente relacionados con el VHC, que es probable que favorezcan la aparición de problemas renales, como el consumo de drogas y alcohol, la mala nutrición y los problemas relacionados con el VIH.
Son las conclusiones de uno de los estudios hechos públicos este miércoles por parte de la Asociación Española para el Estudio del Hígado (AEEH) y la Alianza para la Eliminación de las Hepatitis Víricas (Aehve).
Los programas de reducción de daños serían, junto al uso de antivirales de acción directa, piezas esenciales para lograr mejoras que conduzcan a dicho objetivo. En la Unión Europea, se calcula que en 2016 había un total de 3,6 millones de personas con infección crónica por hepatitis C.
La investigación revela que las cazoletas no están implicadas en la transmisión de este virus hepático, mientras que los filtros lo estarían en poca medida. los autores sugieren que los programas de acceso a jeringuillas, especialmente en aquellos programas con problemas de financiación, centren sus esfuerzos en la distribución de más jeringuillas con agujas fijas (tipo insulina) en lugar de parafernalia para la preparación de las drogas.
Un análisis retrospectivo mostró una alta tasa de curación de la hepatitis C en esta población cuando fue tratada con regímenes libres de interferón pegilado. Los hallazgos confirman que es viable priorizar a las personas usuarias de drogas para recibir tratamiento frente al VHC.
Un estudio puso de manifiesto los beneficios de ofrecer tratamiento temprano a las personas con hepatitis C que toman drogas por vía intravenosa. En Escocia, por ejemplo, más del 85% de las personas diagnosticadas con hepatitis C son usuarias de drogas inyectables.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha instado a los países a aumentar las estrategias para eliminar la hepatitis, recordando, con motivo del Día Mundial de la enfermedad, el nuevo tratamiento genérico que esta semana ha añadido a su lista de fármacos precalificado contra la hepatitis C para aumentar el acceso a la terapia y el impulso que ha dado para garantizar la seguridad en las inyecciones, medida fundamental para reducir la transmisión de los virus B y C.