Las nuevas formas de fumar, como los cigarrillos electrónicos, suponen un factor de riesgo para el desarrollo y empeoramiento de enfermedades respiratorias como asma o enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), según ha destacado el doctor Juan Antonio Riesco, neumólogo del Hospital Universitario de Cáceres y miembro de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR).
Los incentivos financieros sirven para ayudar a las personas a dejar de fumar y permanecer libres de humo, según una investigación dirigida por la Universidad de East Anglia (UEA), en Reino Unido.
El Gobierno británico tendría previsto presentar en los próximos días un plan para erradicar el tabaco del país en 11 años. El objetivo es que en 2030 todos los fumadores hayan abandonado este hábito o se hayan pasado al cigarrillo electrónico.
El tabaco aumenta las probabilidades de padecer hasta 15 tipos diferentes de cáncer. Además uno de cada cuatro fumadores desarrolla EPOC, una enfermedad que en el 90 % de los casos se debe al tabaco.
Un grupo de investigadores de la Universidad Nacional de Australia (ANU) ha concluido que los fumadores tienen el triple de riesgo de morir por enfermedad cardiovascular y presentan el doble de posibilidades de sufrir un ataque cardiaco, un accidente cerebrovascular o insuficiencia cardiaca.
Los peligros para la salud asociados con el consumo del tabaco, especialmente a través de cigarrillos, están bien documentados, pero hay un riesgo en particular al cual la mayoría de fumadores le hace caso omiso: la ceguera.
Los resultados preliminares de un gran estudio poblacional basado en la cohorte nacional de nacimientos de Dinamarca ha encontrado que el tabaquismo paterno antes de la concepción y durante el embarazo se asocia con menores concentraciones en el esperma de los hijos cuando sean adultos, independientemente del tabaquismo materno y otros factores como la edad, el consumo de alcohol o el IMC.