A las consecuencias clínicas de las fiestas que mezclan sexo y drogas (mayor riesgo de transmisión de VIH y otras ITS o graves efectos en la salud psíquica) se unen otras más invisibles enraizadas en un entramado de problemas emocionales, de aceptación y de autodestrucción
Una encuesta a 1.005 «swingers» publicada en la revista «Sexually Transmitted Infections» desvela que estos usan drogas recreativas (MDMA, éxtasis líquido o el gas de la risa) para prolongar la relación sexual, aumentar el placer, liberar la inhibición o intensificar las sensaciones.
La pornografía puede actuar como una droga. Cada vez más personas acuden al terapeuta con problemas derivados de su consumo habitual. Sin embargo, también puede ayudar a resolver una fase de astenia en la pareja.
Un estudio prospectivo realizado en EEUU y publicado recientemente en la revista AIDS sugiere que el uso diario o semanal de poppers durante años, una sustancia de uso sexual muy común entre los hombres gais y otros hombres que tienen sexo con hombres (HSH), podría relacionarse con un aumento del riesgo de padecer cánceres provocados por virus en hombres gais, bisexuales y otros hombres que tienen sexo con hombres (HSH) sin el VIH mayores de 50 años. Sin embargo, esta asociación, que afectaría a cánceres asociados a virus, no se observa en hombres gais y otros HSH con el VIH de la misma edad.