La liquidación de la farmacéutica fabricante del analgésico OxyContin blindaba legalmente a la familia Sackler a cambio de 6.000 millones de dólares para las víctimas de sobredosis
Los distribuidores de medicamentos han entregado más de 30 millones de opioides a tres farmacias situadas en Mingo, uno de los condados más pobres de EEUU. Una farmacia concreta llegó a generar una receta de opioides por minuto en un pueblo de menos de 400 personas; ese año, la farmacia compró más opioides que cualquier otra farmacia del estado. Entre 1999 y 2016 han muerto 351.000 personas por la epidemia de opiáceos en EEUU, según una investigación oficial.
Los laboratorios y distribuidores negocian ‘in extremis’ un acuerdo de 50.000 millones de dólares para evitar el proceso que arranca el lunes por 400.000 muertes en dos décadas. Hay 2.500 demandas
La empresa señalada como responsable de la crisis de opiáceos en EEUU se ha declarado en bancarrota, una estrategia para protegerse ante las demandas. Mediante este proceso, Purdue Pharma pretende convertirse en una organización sin ánimo de lucro y que sus futuras ventas financien el acuerdo al que espera llegar con los más de 2.000 demandantes, incluidos Estados, ciudades y ayuntamientos. Se acusa a Purdue Pharma de utilizar tácticas agresivas y engañosas para aumentar las ventas, así como de minimizar el riesgo de adicción.
La fotógrafa Nan Goldin declara la guerra a la familia que está detrás de la invención de OxyContin y de la ingeniosa estrategia de marketing que convenció a los médicos de que la medicina era inofensiva. La familia Sackler ha ganado millones por la venta de Oxycontin, un opiáceo sintético que provoca adicción. La epidemia de opiáceos ha matado a más de 200.000 personas en EEUU, donde cuatro de cada cinco personas comienzan con analgésicos recetados.