En su día eran tabú. Ahora, los psicodélicos son objeto de numerosas investigaciones como herramienta efectiva contra las adicciones, el estrés postraumático o la depresión. Una línea más reciente de investigación gira en torno a las microdosis: tomar una cantidad muy pequeña de un alucinógeno para obtener un efecto sutil, la opción preferida —aunque por el momento no legal— de cada vez más usuarios.
Ayahuasca, microdosis de LSD, psilocibina... las drogas psicodélicas gozan de una nueva vida con fines terapéuticos medio siglo después de la explosión ‘hippie’. Varios libros relatan este resurgir.