El juego compulsivo no discrimina sexo ni edad, y es reconocido como patología por la Organización Mundial de la Salud. En terminología médica, se le llama ludopatía.
El ludópata se diferencia del jugador social por estar preso de una situación en la que se combina una compulsión física con una obsesión mental. El jugador compulsivo se siente dominado por una ansiedad que según él sólo desaparece cuando juega. Las terapias de grupo de Jugadores Anónimos pueden contribuir a salir de esta adicción.
Un plan piloto quiere prevenir en la escuela la adicción al juego de los menores de edad.El pasado año fueron tratados once chavales por su "enganche".