El curso va dirigido a progenitores con hijos de cualquier edad, aunque se aconseja especialmente a quienes tienen hijos que no han alcanzado la adolescencia o están en ella, para evitar los problemas producidos por el consumo de bebidas alcohólicas entre jóvenes. Plazo de inscripción abierto hasta el 31 de diciembre.
Los niños cuyos padres son fumadores tienen un mayor riesgo de sufrir, de forma inmediata, tos y respiración dificultosa, bronquitis, otitis media, asma, neumonía, infecciones del tracto respiratorio potencialmente graves, problemas visuales y auditivos y daños o muerte provocada por incendios causados por el cigarrillo.
El consumo repetitivo de alcohol durante la adolescencia puede afectar las funciones cerebrales en las generaciones futuras, lo que podría poner a la descendencia en riesgo de enfermedades como depresión, ansiedad y trastornos metabólicos.
El tratamiento de drogodependencia se hace imprescindible cuando las drogas se integran en la vida de una persona, de tal manera que la organizan supeditando otras metas vitales como relaciones afectivas estables, mantenimiento de un trabajo, del nivel de estudios o acarreando problemas legales.
Hay cada vez más evidencia de que la exposición de los niños al humo de tabaco aumenta su riesgo de padecer enfermedades del corazón cuando sean adultos.