En el mundo de los famosos y la farándula, ese que vemos todos los días con focos y grandes titulares, también hay una parte oscura, tenebrosa y preocupante. No se trata solo de los desfases que realizan los protagonistas de esas historias tan glamourosas, sino que también hay tristísimas situaciones en las que la depresión, el estrés y la ansiedad son el centro de los sucesos que ocurren en sus vidas.
Si has visto la serie Glee, estoy convencido de que te suena su cara. Se trata de Cory Monteith, un jovencísimo actor canadiense que falleció hace casi dos años a causa de una sobredosis de heroína y alcohol. Tenía solo 31 años, pero había vivido un auténtico infierno a causa de las drogas y su adicción al alcohol.
El 23 de julio de 2011 el mundo perdió una de las mejores voces y uno de los talentos más portentosos que ha aparecido los últimos años. Amy Jade Winhouse, más conocida como Amy Winehouse, falleció a causa de su adicción (consumo desmesurado de alcohol), según determinaron en la autopsia, pero su vida fue un completo despropósito de consumos abusivos de múltiples sustancias tóxicas que hicieron de su vida un infierno.
Lo que busca la persona que sufre esta enfermedad es que el consumo de alcohol no le provoque un incremento de consumo de calorías, compensando las que tiene bebiendo dejando de comer. De esta manera, según los mitos que circulan alrededor del alcohol y las dietas "milagro", creen que evitan engordar por la ingesta de estas bebidas.
Un estudio publicado en la revista Nature Neurosciencie resume los hallazgos de un grupo de investigadores expertos sobre consumo de drogas, alteraciones genéticas y modificación de la conducta.
572 maltratadores en tratamiento por orden judicial se dividieron entre no consumidores, consumidores de alcohol, consumidores de drogas ilegales y consumidores de alcohol y drogas ilegales.