El 70 por ciento de los fumadores españoles ha intentado dejar de fumar al menos una vez en su vida y, de media, lo han intentado hasta cuatro veces, según se desprende de la encuesta 'Rompe con la Nicotina', elaborada por Pfizer con motivo de la celebración, este domingo, del Día Mundial sin Tabaco.
La mayor parte del humo de un cigarro no llega a los pulmones sino al aire de nuestro alrededor, por lo que es absorbido por los denominados fumadores pasivos. 600.000 fumadores pasivos mueren cada año por culpa de cigarrillos que encienden otros.
Estar expuesto al humo del tabaco aumenta en un 30% el riesgo de muerte cardiovascular. En el primer año de abandono, el riesgo se reduce a la mitad y a los cinco años se acerca al de los que nunca han fumado, además, en el caso de las personas que han sufrido ya un infarto y dejan el tabaco ven reducida su mortalidad en un 36% a los dos años.
Un estudio de The Lancet asegura que todo consumo superior a 12,5 unidades de alcohol semanales -lo que equivaldría a cinco pintas de cerveza o cinco copas de vino a la semana- reduce el tiempo de vida. Reducir el consumo de alcohol aumenta la esperanza de vida y disminuye el riesgo de enfermedades cardiovasculares graves.
El British Medical Journal ha publicado un artículo sobre la asociación entre el consumo de alcohol y las enfermedades cardiovasculares donde se aporta más datos sobre el debate de sí "Es sana una copa de vino diaria? Desde el punto de vista de Salud Pública, el consumo de alcohol moderado no está asociado a un menor riesgo en todas las afecciones cardiovasculares y apoya la decisión de no incorporar los aparentes efectos protectores del consumo de alcohol en las enfermedades cardiovasculares.
Investigadores de la Universidad de Sidney y el Instituto Centenario de Australia han descubierto que el consumo de bebidas energéticas puede desenmascarar determinados trastornos cardiacos de origen genético como el síndrome QT largo, una anomalía en el sistema de conducción del corazón.