Si el cansancio fuera a lo máximo a lo que se arriesgasen las personas que salen del “armario psicoactivo”, no sería tan grave. Pero la censura, la violencia social-laboral permanente y ubicua en la sociedad “alcohol-normativa” no va sólo de esto; es mucho más hiriente y profunda, incluso antes de llegar al artículo 368 de nuestro querido Código Penal.
Desde el inicio de la pandemia ha planeado la duda de cómo las medidas adoptadas por la crisis sanitaria afectarían al suministro y consumo de sustancias, así como los daños asociados.
¿Tiene sentido que un movimiento que surge para ofrecer alternativas y mejorar la calidad de vida al margen de los límites del sistema coloque a la salud y el buen vivir, de nuevo, en un lugar de privilegio?
La Sociedad Española de Epidemiologia ha publicado un comunicado de posicionamiento en relación al estudio francés que sugería que la nicotina podría tener un efecto preventivo a nivel de contagio del COVID-19.
El libro «Pregúntale a Alicia» y el cortometraje educativo «Curious Alice» pretendían alejar a los chavales de los 70 de las drogas, pero su forma de abordar el tema invitaba a lo contrario.
El tabaco es una de las causas por las que hay más víctimas hombres que mujeres por el coronavirus en España, según los investigadores Javier C. Vázquez, del Neurocampus de Burdeos, y Diego Redolar, de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
"Podría ser una vía para personas que no quieran fumar o inyectar y prefieran optar por una vía alternativa, pero para aquellas personas que ya consumen es una vía de administración que no tiene mucho sentido"
Una bebida energética “promedio” contiene en torno a 80 mg de cafeína por porción de 250 ml, frente a los aproximadamente 30 mg de una taza de té o los 90 mg de un café.