Los niveles fluctuantes de estrógeno pueden hacer que el alcohol sea más gratificante para las mujeres, según una nueva investigación que publica la revista 'JNeurosci', de la Sociedad de Neurociencia americana.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) catalogó este año a la adicción al sexo o comportamiento sexual compulsivo como un problema de salud mental, una enfermedad entre las más de 55.000 que tiene fichadas.
El aprendizaje inducido por la dopamina ciertamente no es toda la historia detrás de la adicción, pero sugiere que debemos considerar si la adicción es algo que el razonamiento humano por sí solo puede superar.
El bloqueo de los receptores de dopamina en las diferentes regiones de la amígdala reduce la necesidad de drogas y la conducta con una duración variable, según una investigación en ratas publicada en la revista 'eNeuro'.
El hecho de consumir de manera compulsiva es "solo la punta del iceberg" de un problema emocional, que "se arraiga en lo más profundo de la psique de quien lo padece", según Miguel Sánchez, especialista en Psicología en el Hospital Quirónsalud Torrevieja.
Un equipo de investigación de la Universidad de Málaga (UMA) ha participado en un estudio del Karolinska Institute de Estocolmo (Suecia) en el que se han detallado las modificaciones neuronales que se producen en casos de adicción severa en ratas. Los resultados obtenidos plantean la posibilidad de un tratamiento efectivo contra el alcoholismo.
La culpa es del cerebro. Según la ciencia ambas adicciones tienen mecanismos cerebrales comunes que aumentan el placer y por eso, se llevan tan bien juntos. Un estudio desarrollado por un grupo de investigadores del Colegio Baylor de Medicina en Houston, Texas, ha revelado que el tabaco y la nicotina aumentan el consumo de bebidas alcohólicas, en especial si se empieza a fumar desde la adolescencia.