Sobre todo en centros sanitarios, centros educativos y espacios comunes de la Administración, mostrando su preocupación por el uso de estos dispositivos como sistema para dejar de fumar. La Junta también solicita que los profesionales sanitarios no promuevan el uso del cigarrillo electrónico como método de prevención del tabaquismo o para dejar de fumar. Justifica su decisión en que "no se ha demostrado que el consumo de cigarrillos electrónicos sea seguro, y puede producir incluso efectos adversos en la salud a corto plazo".
Expertos alertan de los efectos del cigarrillo electrónico a corto plazo y señalan que sus consecuencias se asemejan a las de un cigarro convencional, produciendo mayor dificultad para la entrada de aire, alteración de la mucosa e inflamación de las vías respiratorias. A largo plazo, apuntan, se ignoran sus efectos, ya que aún no existe evidencia científica al respecto.
Los organismos de Salud insisten en encarar acciones para prevenir las consecuencias del tabaquismo; La prohibición de fumar en lugares públicos cerrados ha impactado en la baja de los adictos al tabaco.