El uso de cigarrillos electrónicos aumenta significativamente el riesgo de una persona de desarrollar enfermedades pulmonares crónicas como asma, bronquitis, enfisema o enfermedad pulmonar obstructiva crónica, según una nueva investigación de la Universidad de California San Francisco, en el primer estudio longitudinal que vincula los cigarrillos electrónicos con enfermedades respiratorias en una muestra representativa de toda la población adulta estadounidense.
Investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston, en Estados Unidos, han identificado nuevos cambios en las células respiratorias por la exposición al humo del tabaco que pueden dar lugar a terapias para prevenir el desarrollo de cáncer de pulmón, según publican en la revista 'Science Advances'.
Fumar durante el embarazo podría incrementar el riesgo de desarrollar diabetes gestacional, según un estudio internacional publicado en 'Obstetrics & Gynecology', y cuyo fin era ahondar en los inconvenientes del consumo de tabaco en embarazadas.
La ministra de Sanidad, Consumo y Bienestar Social en funciones, María Luisa Carcedo, ha adelantado, en una reunión mantenida con representantes del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT), que a partir del 1 de enero el Sistema Nacional de Salud (SNS) va a financiar el fármaco bupropion, un nuevo tratamiento para dejar de fumar.
El tabaco es la segunda causa de mortalidad en todo el mundo. Los cigarrillos electrónicos se han popularizado como “alternativa” a los cigarros convencionales con la idea de que son menos perjudiciales. ¿Es esto cierto?
Con el fin de reducir un 17% el número de fumadores, a partir del 13 de noviembre la edad permitida será de 21 años. La nueva ley tiene como objetivo alejar a las nuevas generaciones de costosas y potencialmente mortales adicciones.
Un estudio llevado a cabo en Reino Unido ha encontrado evidencia de que esta adicción aumenta el riesgo de trastornos mentales, pero también de que estos aumentan la probabilidad de fumar.
Fumar en exceso puede tener un efecto negativo sobre el envejecimiento facial, por ejemplo aumentando la cantidad de arrugas, según una nueva investigación liderada por la Universidad de Bristol (Reino Unido) que ha buscado entre 18.000 rasgos de la cohorte del Biobanco británico.