Las autoridades sanitarias decomisaron esta semana el mayor cargamento de cigarrillos electrónicos en la historia de México, más de 9.000 piezas de un producto cuyo consumo está prohibido en esa nación pero que, según los expertos, va en aumento bajo la creencia no comprobada de que ayuda a dejar de fumar.
Un estudio liderado por un investigador del ICO y de la UIC, recoge por primera vez datos sobre el uso de estos dispositivos entre la población general española.
Se prohíbe su venta a menores y se deja claro que es perjudicial para la salud. Además, no permite consumir este dispositivo en lugares públicos, bares y restaurantes.
Una encuesta de semFYC realizada entre casi 7.000 fumadores y no fumadores muestra que el 90% de los sondeados considera que los cigarrillos electrónicos no deberían permitirse en ningún espacio público cerrado.