Expertos del hospital Vithas Nisa han advertido de la sobreexcitación y obesidad como principales riesgos de las bebidas energéticas, que están comercializadas "con nombres de animales o seres a los que se presupone gran energía", y han detallado que, según el informe del Observatorio Español de Drogas y Toxicomanías, la edad de consumo de este tipo de bebidas en adolescentes se sitúa entre los 14 y los 18 años.
La mitad de los jóvenes que han probado estas bebidas han sufrido efectos adversos en la salud, según un estudio en Canadá. Una de las claves del riesgo de estas bebidas está en los ingredientes que contienen. "Suelen ser una combinación de muchos elementos, pero lo fundamental es que, además de una gran dosis de cafeína, estas bebidas también están cargadas de azúcar y de otros estimulantes."
Investigadores de la Universidad de Sidney y el Instituto Centenario de Australia han descubierto que el consumo de bebidas energéticas puede desenmascarar determinados trastornos cardiacos de origen genético como el síndrome QT largo, una anomalía en el sistema de conducción del corazón.
Las bebidas energéticas enmascaran la autopercepción de ebriedad, por lo que los usuarios siguen bebiendo y aumentan su riesgo de tener un accidente o de acabar en una pelea.
La cafeína y el azúcar son los ingredientes principales de los energéticos y se presentan en grandes cantidades. Este tipo de bebidas son sintéticas, creadas en laboratorios para conseguir sus efectos energéticos. Aunque algunos componentes por sí mismos no son un peligro, sí pueden serlo al mezclarse con la cafeína.
Aseguran que bloquea los cambios que la droga produce en el cerebro y sostienen que las mujeres se ven más afectadas por las drogas cuando tienen un nivel de estrógeno más alto.
La tormenta de protestas aumenta en Gran Bretaña por los efectos de beber Cocaína y las consecuencias de un producto que produce las mismas sensaciones que un colocón.