La sumisión química es la denominación de los abusos sexuales que se producen después de que una persona, casi siempre una mujer, ha sido previamente drogada con alguna sustancia y la creencia común es que se suele usar la burundanga, pero en la mayoría de los casos se trata de alcohol y pastillas para dormir.
Un estudio realizado por un grupo de médicos de atención primaria alerta sobre el uso abusivo de tranquilizantes. El dos por ciento de la población está enganchada a sus efectos relajantes.