Se necesitan urgentemente nuevas estrategias de tratamiento para la anorexia nerviosa, que se asocia a una de las tasas de mortalidad más altas de todas las enfermedades psiquiátricas
Las investigaciones sugieren que estas drogas pueden ayudar a tratar enfermedades tan comunes como la depresión, si se administran bajo supervisión médica.
Aunque por desgracia un trastorno de conducta alimentaria puede presentarse a cualquier edad, es más frecuente que en la adolescencia surjan estos problemas.
Entre los signos de alarma podrían encontrarse los cambios bruscos en la forma de comer, se puede comer menos, así como una obsesión por el peso y por el tipo de alimentación.
Con motivo de la celebración hoy del Día Internacional de la Lucha contra los Trastornos de la Conducta Alimentaria, el Grupo de Atención Comunitaria de la SEMG insta a prestar especial atención a los adolescentes que presentan diabetes, obesidad, consumo de drogas, síndromes de malabsorción, trastorno obsesivo compulsivo, trastornos de ansiedad, del estado anímico de personalidad o de control de impulsos, ya que estas patologías son factores de riesgo de TCA.
Lo que busca la persona que sufre esta enfermedad es que el consumo de alcohol no le provoque un incremento de consumo de calorías, compensando las que tiene bebiendo dejando de comer. De esta manera, según los mitos que circulan alrededor del alcohol y las dietas "milagro", creen que evitan engordar por la ingesta de estas bebidas.
Los atracones de alcohol de los jóvenes para socializar y divertirse, sumados a la obsesión por no engordar, están disparando una nueva amenaza para la salud que se ha definido en la literatura médica más reciente como "drunkorexia", del inglés drunk -estar bebido- y del sufijo orexia -apetito-.