Uso recreacional del clorhidrato de ketamina

El clorhidrato de ketamina es un anestésico que se viene usando en medicina y veterinaria desde los años 70. Técnicamente se le define como anestésico disociativo ya que produce un peculiar estado de inconsciencia en el que la persona no está dormida sino desconectada de su cuerpo y de su entorno: bajo los efectos de esta sustancia el cerebro es incapaz de interpretar la información sensorial procedente de los sentidos, con lo que se podría decir que queda aislado, separado o desconectado del cuerpo.

En la práctica hospitalaria la ketamina es considerada un anestésico seguro y eficaz pues tiene determinadas peculiaridades farmacológicas que la harían en principio menos peligrosa que los anestésicos barbitúricos o narcóticos: conserva el tono de los músculos esqueléticos, produce una ligera estimulación del aparato cardiovascular, mantiene los reflejos laríngeos y faríngeos y sólo da lugar a una ligera depresión respiratoria que además suele durar únicamente de uno a tres minutos. Sin embargo, presenta el inconveniente de producir efectos secundarios desagradables de tipo psicológico durante el estado de emergencia (cuando los niveles plasmáticos de ketamina comienzan a descender y se empieza a salir del estado de anestesia). Estos efectos incluyen fenómenos tales como ilusiones, alucinaciones, ensoñaciones, cambios en el estado de ánimo, delirio, despersonalización, desrealización, etc.

Ahora bien, estos efectos que para un paciente hospitalizado pueden resultar enormemente angustiantes, son al mismo tiempo valorados muy positivamente por algunas personas aficionadas a experimentar estados alterados de conciencia por medio del consumo de sustancias psicotrópicas. Por lo tanto, se da el caso de que la mayor desventaja del uso médico del clorhidrato de ketamina pasa a ser la mayor de las virtudes dentro de la subcultura de la droga. En consecuencia, ya desde los años 70 esta ha sido una sustancia que se ha venido consumiendo de modo recreacional para alcanzar los efectos psicodélicos que produce a dosis subanestésicas. Los consumidores de ketamina se administran dosis que suelen ser un 10-25 % de las que se utilizan en las intervenciones quirúrgicas, con ellas alcanzarían concentraciones plásmaticas similares a las que tendría un paciente en el estado de emergencia, por lo que llegan a experimentar las alucinaciones que desean sin haber entrado antes en el estado anestésico.

Como ya hemos apuntado antes, el uso recreacional de la ketamina data ya de 30 años atrás, sin embargo, hasta finales de los años 80 su utilización no pasaba de lo meramente anecdótico, estando su uso restringido casi exclusivamente a un reducido grupo de exponentes de la contracultura norteamericana, intelectuales y algunos profesionales cualificados, muchas veces relacionados directa o indirectamente con el mundo de la medicina. No obstante, a finales de la década de los 80, coincidiendo con el boom de la cultura techno, el consumo de ketamina se introduce en los espacios de diversión y de consumo de drogas de la juventud norteamericana, a principios de los 90 se introduce en Europa vía Reino Unido (en los primeros momentos en forma de pastillas vendidas como éxtasis) y a mediados de esa misma década comienza a detectarse en países como Italia, España, Holanda, etc.

Hoy en día el consumo recreacional de ketamina está extendido por todos los continentes del planeta, evidentemente no es una de las drogas más consumidas pero se consume en la mayoría de los países desarrollados y en algunos del tercer mundo. En el Reino Unido, al igual que en Rusia, parece estar bastante extendido (aunque no hay estudios epidemiológicos). En Estados Unidos se considera la droga de moda entre los adolescentes de varios estados (se habla ahora de la generación de consumidores de ketamina: generación k) y en agosto de 1999 se introdujo esta sustancia en la Lista III de las sustancias controladas. En España, los primeros decomisos datan de 1996 y se produjeron en Baleares. Actualmente en nuestro país podría considerarse una sustancia de uso minoritario pero en continua expansión: se ha detectado su presencia en grandes ciudades como Barcelona, Bilbao, Pamplona, Madrid, Valencia, etc, además de tener noticias de su consumo en localidades más pequeñas. Personalmente puedo testimoniar que dentro de las intervenciones que el grupo Energy Control (del que formo parte) realiza en los espacios de ocio juvenil, hemos tenido la ocasión de presenciar en varias ocasiones el consumo de esta sustancia y hemos entrado en contacto con numerosas personas y colectivos que declaraban consumirla o haberla consumido. No obstante, también he de decir que por el momento existe asimismo un gran número de personas que aún estando integradas dentro de la escena de consumo de drogas no conocen y no han oído hablar jamás de esta sustancia.

En cualquier caso, se consuma más o se consuma menos, es una sustancia que ya está en la calle y que además tiene una peligrosidad potencial mayor que otras drogas consumidas por los jóvenes (cannabis, derivados anfetamínicos, etc.): produce una rápida tolerancia y una alta dependencia psicológica, la mezcla con alcohol o sedantes puede ser mortal, la incapacidad física que produce puede dar lugar a heridas y accidentes, presenta un riesgo importante de producir o desencadenar patología psiquiátrica y muy probablemente pueda producir daño cerebral a largo plazo.

En consecuencia, aún cuando el consumo de ketamina sea hasta ahora relativamente minoritario, sería conveniente que los profesionales de las drogodependencias nos preocupáramos de actualizar nuestros conocimientos sobre esta sustancia y que, al igual que se ha hecho en otros países europeos (Italia, Francia, Reino Unido, etc.), en Estados Unidos o en Sudáfrica, trabajáramos más en las intervenciones de sensibilización de los consumidores dirigidas a la reducción de los riesgos del consumo, pues de lo contrario no sería de extrañar que en breve comenzaran a aparecer graves reacciones adversas derivadas del uso inadecuado de esta sustancia sobre la cual muchas veces los usuarios saben poco más que «se llama special k y se utiliza para anestesiar caballos».

Fdo.: Eduardo Hidalgo Downing
Asociación Bienestar y Salud – Energy Control
España

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