PEGAMENTO-MARIHUANA Y PACO
Los adolescentes pobres argentinos constituyen el principal grupo de riesgo en conductas adictivas hoy. Desde el alcohol y el cigarrillo, hasta drogarse con pegamento para no sentir hambre.
Los adolescentes hacen una combinación nefasta, ya que empiezan con un cigarrillo y después lo combinan con una cerveza. Y después de la cerveza viene el vino barato en jarra con algun roche, y todos los aperitivos conocidos, y como eso después de un tiempo no satisface, se empieza con la marihuana y la cocaína super cortada (sal, lana de vidrio o vidrio molido de los tubos florecentes), hasta tener un grado de dependencia del que no pueden salir.
Está comprobado mediante tomografías cerebrales que con el uso de marihuana el cerebro se deteriora, provocando dificultad para la concentración y otro tipo de secuelas que no pueden superarse porque las neuronas no se regeneran. Y como este proceso no se nota de un día para el otro, sino que es lento y de varios años, el adicto cree que no está afectado por su adicción hasta que es tarde. Por otra parte, la realidad indica que en la actualidad aumentaron los casos de chicos de 10 o 12 años que llegan a internarse por drogarse con pegamento. Esto sucede porque son chicos que viven en situacion de calle, o que los padres trabajan y los dejan solos, y el hambre los lleva a `alimentarse´ con ese pegamento, es decir, drogarse para paliar el hambre.
Dentro de la categoría de los inhalantes se encuentran ciertas sustancias que no son consideradas drogas, como el pegamento, los disolventes y los aerosoles (productos de limpieza, por ejemplo). La mayoría de las sustancias inhaladas (esnifadas) con intención de conseguir un efecto psicológico tienen una acción depresora sobre el sistema ne! rvioso central. En dosis bajas pueden tener un leve efecto euforizante, pero en dosis superiores el consumidor pierde el control o la conciencia. Los efectos aparecen en el acto y pueden permanecer hasta 45 minutos. El dolor de cabeza, náuseas y mareo vienen a continuación. La inhalación de estas sustancias es nociva para la visión, el pensamiento y el control de los músculos y de los reflejos. A veces se producen lesiones permanentes y algunos aerosoles concentrados pueden producir la muerte. Aunque no es probable que se desarrolle dependencia física, sí aparece tolerancia en ocasiones. Otros productos cuya generalización ha alarmado a las autoridades sanitarias son los denominados poppers, de supuesto efecto afrodisiaco, como el nitrato de isoamilo, que se emplea en medicina como dilatador de los vasos sanguíneos.
La inhalación prolongada de estas sustancias puede lesionar el sistema circulatorio y tener efectos nocivos relacionados con ese sistema.
El paco es una de las cinco o seis variedades conocidas de la pasta base de cocaína, otra es el crack. Se trata de una droga poderosa de producción muy casera, de alta toxicidad y que causa daños muy severos. A diferencia del clorhidrato de cocaína, para cuya elaboración se necesita un laboratorio y cierta complejidad en la infraestructura, el paco es de elaboración doméstica, lo que lo hace muy barato y accesible. En la Argentina cuesta en estos momentos $1-, detrás de un paco no está el gran narcotraficante internacional ni un cartel colombiano. Lo produce cualquiera y lo consumen los hijos de la pobreza, el pibe que ya es víctima de desigualdades y que esta droga le quita su último patrimonio, que es su salud, terminando por perder su futuro«.
De ésto debe tomar conciencia la ! sociedad: esta droga, que cada día pega más y más en las villas, castiga a los chicos que ya venían golpeados socialmente por la mal nutrición, que se inician con el pegamento o el alcohol y a los 13 o 14 años empiezan con el paco. El crack, su pariente norteamericano, fue el detonante en los EE.UU de una mayor conciencia social sobre el problema de las adicciones. Ojalá en nuestra sociedad se tome la misma conciencia, y como allá el crack fue motor de una movilización colectiva contra la droga, aquí la sociedad debería dar una respuesta rápida y eficaz. Y esto pasa también por las leyes, por tomar conciencia de que en este caso la lucha no es contra los grandes traficantes ni contra redes complejas que necesiten un tratamiento de las fuerzas federales y que se necesita una respuesta local al tratarse de minoristas, de bandas marginales instaladas en las villas y allí hay que atacarlas con rapidez, brindando el Estado Prevención y no Represión al que consume. Se sabe que una respuesta represiva o exclusivamente sanitaria no solucionará todo el problema, porque los chicos en vulnerabilidad psico-social están y seguirán allí, en las esquinas de los barrios más pobres, sin sueños, sin futuro, pensando en cómo vivir el hoy y dispuestos a apostar a nuevas experiencias aniquiladoras. La respuesta debe ser también social, empezar a abrirles puertas hacia adelante, capacitarlos, ayudarlos a que generen su propio trabajo. Hay un poeta irlandés, Seamus Heaney, que dice: «¿hay una vida antes de la muerte?», pregunta que nos puede hacer cualquiera de estos chicos. Y es la sociedad la que debe hacerles descubrir que sí, que hay vida y que además, merece y vale la pena ser vivida.
Firmado: Prof Daniel González
Psicologo Social
Especialista en Adicciones
Miembro de la Comision Directiva de la RIPRED- (RED NACIONAL DE PREVENCION DE LAS ADICCIONES)
Docente Titular: Curso Operador en Prevencion y Rehabilitacion en Drogadiccion