Cuando la corporación farmacéutica danesa Novo Nordisk quiso probar si el ingrediente principal de Ozempic -su popular fármaco para bajar de peso y tratar la diabetes- también podía tratar enfermedades hepáticas, necesitó primero la aprobación de un panel de ética para garantizar la seguridad de quienes aceptaran colaborar voluntariamente en la prueba en Estados Unidos.
Esos paneles, denominados juntas de revisión institucional, tienen la facultad de rechazar ensayos clínicos o de ordenar modificaciones si el universo de participantes afronta riesgos poco razonables. Se supone que son organismos de control independientes, un contrapeso a las grandes firmas farmacéuticas y a investigadores excesivamente entusiastas.
Pero Novo no debió aventurarse mucho al contratar un panel de ética para su ensayo sobre afecciones hepáticas en mayo de 2024: eligió a WCG Clinical, junta de revisión que parcialmente pertenece a su propia compañía matriz, según descubrió The New York Times.