Lugares habituales donde se bebe o el olor de algunas bebidas son estímulos que perpetúan el consumo y son un factor de riesgo de recaída
Un estudio liderado por investigadoras del Hospital público 12 de Octubre y de la Universidad Complutense de Madrid demuestra que el sesgo atencional -tendencia a dirigir la atención a estímulos relacionados con el alcohol como lugares de consumo habitual u olores de las bebidas- disminuye en pacientes diagnosticados de adicción que dejan de beber. El trabajo, recientemente publicado en ‘Addictive Behaviors’, concluye que estos pacientes alcanzan niveles de control, similares a la población no adicta, a los seis meses de abstinencia, desapareciendo así su efecto como factor de riesgo de recaída.
Entre los estímulos que dirigen la atención al alcohol están los lugares, como el parque o el bar, donde el paciente solía beber u olores como los de algunas bebidas o los de esos lugares. Estas señales atraen la atención de la persona dependiente y disparan la conducta de beber, perpetuando el trastorno por consumo de alcohol.