Carmen Avendaño es una guerrera. Desde aquella niña “mandona” que ponía firmes a sus nueve hermanos a la madre que plantó cara al narcotráfico en Galicia, ayudó a familias de toda España, se enfrentó al drama de la droga en su propia casa y fue capaz de convencer a chavales y a gobiernos han pasado casi 80 años. Ahora vive tranquila en su casa de Cangas. Problemas de salud le están robando algunos recuerdos pero sus ideales, su fuerza, su espontaneidad y su paso decidido permanecen intactos.
Carmen, la trabajadora incansable que siempre apostó por la lucha colectiva, repasa una larga vida en la que ella prefiere destacar las muchas alegrías que hubo, pero tampoco esconde los enormes sufrimientos. Siempre habla en plural porque es una mujer humilde y asegura que tuvo la gran suerte (y acierto) de rodearse en cada momento de personas excepcionales. Pero ella es única.