Los especialistas del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT) dicen que esta caída se debe a la entrada en vigor, en enero de 2006, de la ley antitabaco. Esta normativa «parece estar cosechando uno de sus mejores efectos en un segmento social tan sensible como son los adolescentes o, lo que es lo mismo, entre los potenciales adictos de mañana», afirman.
A su juicio, el impacto de la ley en el consumo de tabaco en menores se debería a la prohibición total de la publicidad directa, a las campañas de espacios sin humo y a que muchos adultos han dejado de fumar, y eso tiene un efecto indirecto en sus hijos. Estos efectos se sumarían a otras iniciativas multisectoriales especificas sobre tabaco y drogas que han aumentado la percepción de riesgo en los menores.
La relevancia de esta caída del consumo de cigarrillos entre los adolescentes «es aún mayor si se tiene en cuenta que el tabaco es a menudo una puerta de entrada a otras drogas», señalan los expertos del Comité.
De hecho, el tabaco es la primera droga que experimentan los menores de edad (la media de inicio en el consumo se sitúa en los 13 años), seguida por el alcohol (a los 14). «Está demostrado, tanto en España como en otros países desarrollados, que lo menores que comienzan a frecuentar ambas sustancias adictivas tienen mayor propensión a consumir al poco drogas ilegales», afirma el CNPT.
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