(ESPAD) de 2024 cumple 30 años de vigilancia de los comportamientos de riesgo de adolescentes en toda Europa, con 37 países participantes. Aunque la atención sigue centrándose en las conductas y tendencias de consumo de sustancias, esta edición introduce un nuevo enfoque que incluye el bienestar mental y las actividades de prevención, en reconocimiento de la creciente importancia de estos aspectos en la configuración de los datos en materia de salud.
‘Conclusiones destacadas del proyecto europeo de encuestas escolares sobre alcohol y otras drogas (ESPAD) de 2024‘ resume los principales resultados de la octava ronda del proyecto, en la que participaron 113.882 estudiantes de 15 a 16 años. Aunque los datos muestran una disminución general a largo plazo en el consumo de sustancias, el informe señala que emergen nuevas preocupaciones vinculadas a los productos alternativos con nicotina, el uso de cigarrillos electrónicos, la accesibilidad del alcohol, el consumo temprano y la evolución de los comportamientos digitales y de riesgo.
El consumo de cigarrillos tradicionales ha caído de manera sostenida desde 1995, reduciéndose a la mitad en ese período. Sin embargo, el inicio temprano del tabaquismo sigue siendo un problema, especialmente entre las chicas, que presentan tasas más altas de consumo diario antes de los 13 años. Paralelamente, el uso de cigarrillos electrónicos ha aumentado considerablemente, con un 44 % de estudiantes que los ha probado alguna vez y un 22 % que declara consumo reciente. Este fenómeno refleja un cambio hacia productos con nicotina alternativos y plantea preocupación por el doble consumo de cigarrillos convencionales y electrónicos.
En cuanto al alcohol, su consumo también ha disminuido, tanto en general como en los episodios de consumo en atracón. Pese a estos avances, sigue siendo la sustancia más extendida y accesible: tres de cada cuatro adolescentes consideran fácil conseguir bebidas alcohólicas. El consumo y las borracheras tempranas continúan siendo comunes, sobre todo entre los chicos y en determinados países del este de Europa.
El cannabis continúa siendo la droga ilegal más consumida por los estudiantes, aunque su prevalencia a lo largo de la vida se ha reducido hasta el 12 %, el nivel más bajo desde 1995. Las diferencias entre sexos se han acortado. El uso reciente de cannabis, registrado en el último mes, desciende al 5 %, lo que confirma una tendencia a la baja. El informe destaca que, a pesar de su disminución, el cannabis sigue siendo la sustancia de uso ilegal percibida como más accesible.
El consumo de otras sustancias de uso ilegal también ha bajado y la brecha entre chicos y chicas se ha reducido. Sin embargo, se observa un aumento del uso de inhalantes entre las chicas y un incremento del consumo de fármacos sin receta médica con fines no terapéuticos, especialmente tranquilizantes y analgésicos. En general, el 14 % de los estudiantes ha tomado medicamentos con fines no médicos, con mayor prevalencia entre las chicas.
Más allá de las sustancias, los comportamientos de riesgo están cambiando. El uso de videojuegos se ha generalizado, alcanzando al 80 % de los adolescentes, con un aumento notable entre las chicas, que antes tenían una participación mucho menor. Aun así, los chicos siguen jugando más horas. La percepción del uso problemático de videojuegos se mantiene estable, pero el uso excesivo de redes sociales es motivo de creciente preocupación, especialmente entre los chicos, aunque las chicas siguen mostrando tasas elevadas.
El juego de azar permanece estable en términos generales, pero la participación online ha aumentado de manera significativa. Casi uno de cada cuatro estudiantes ha apostado en el último año, y el porcentaje de jugadores con conductas problemáticas casi se ha duplicado desde 2019. Este aumento es más pronunciado entre las chicas, lo que refleja un cambio en los patrones tradicionales de juego.
En materia de bienestar mental, el 59 % de los estudiantes declara tener un buen estado de bienestar. Se observan claras diferencias regionales y de género: las chicas presentan sistemáticamente un bienestar menor que los chicos, y los niveles más bajos se registran en países afectados por conflictos e inestabilidad, como Ucrania.
En cuanto a la prevención, el 72 % de los estudiantes ha participado en al menos una intervención preventiva. El alcohol es el tema más tratado, seguido del tabaco, mientras que las drogas ilegales y los comportamientos digitales de riesgo reciben menos atención. Los programas basados en el desarrollo de habilidades sociales y personales, considerados más eficaces, son más comunes en Europa occidental y meridional.



