El 38,9% de los profesionales sanitarios, que engloban al personal médico y al de enfermería, son consumidores habituales de tabaco, más de tres puntos porcentuales por encima de la población general.
Los sustitutos de la nicotina no son eficaces por sí solos para dejar el cigarrillo. A largo plazo, los fumadores que los usan acaban igual que los que intentan abandonar el hábito sin ningún tipo de ayuda: otra vez con el pitillo en la boca.
La norma establece que las advertencias que se imprimen en los paquetes sean más severas y ocupen una superficie mayor y se prohíbe el uso de "light" o "mild".
Estudios epidemiológicos anteriores han relacionado el consumo de tabaco materno con la muerte súbita en los pequeños, si bien no se había establecido el mecanismo de la nicotina en estas afecciones.
En este informe, este órgano recuerda que el consumo de drogas con fines lúdicos se ha ido constituyendo cada vez más como una parte de la cultura occidental durante los últimos 40 años.