Beber varias bebidas energéticas “fuertes” cada día no es un simple mal hábito: puede convertirse en un factor de riesgo grave para la salud cerebrovascular. Es la advertencia que lanzan especialistas de los Hospitales Universitarios del NHS de Nottingham (Reino Unido) tras atender a un hombre de 50 años, previamente sano y en forma, que consumía ocho latas diarias de este tipo de productos y terminó padeciendo un ictus en el tálamo, una estructura clave del cerebro relacionada con la percepción sensorial y el movimiento.
El caso, publicado en la revista BMJ Case Reports, describe cómo este paciente llegó al hospital con síntomas neurológicos como debilidad y entumecimiento en el lado izquierdo del cuerpo, problemas de equilibrio, dificultades para caminar, tragar y hablar, un conjunto de signos conocido como ataxia. A su llegada, la tensión arterial era de 254/150 mm Hg, una cifra extremadamente elevada que por sí sola ya supone una emergencia médica.



