Jordi P. no pudo empezar el tratamiento con heroína para su severa adicción que le había aprobado la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) y por el que estuvo luchando durante más de dos años. Se murió al poco de que apareciese al fin la financiación para el tratamiento que el servicio público de salud de la Generalitat de Catalunya le había negado en 2023 porque no costea los usos compasivos de medicamentos, entre ellos el que se había autorizado a ese paciente de Barcelona, que apenas había rebasado los 50 años y vivía en la calle.
Jordi P. era el primer y de momento único paciente al que la AEMPS del Ministerio de Sanidad ha aprobado el uso compasivo de la diamorfina (heroína), aparte de los que están adscritos al programa de dispensación por vía intravenosa (inyectada) que se mantiene en el hospital Virgen de las Nieves de Granada desde la finalización en 2004 de un ensayo clínico de la Junta de Andalucía con esa sustancia. Ese ensayo, denominado PEPSA, demostró que el 70% de los pacientes a quienes se administró heroína mejoraron su salud, así como sus condiciones sociales y personales, mejoras que únicamente experimentaron el 30% de los que tomaron metadona (sustitutivo opiáceo) en el grupo de control para comparar resultados.



