El siglo XX ha introducido muchos cambios en la vida de las personas y uno de ellos, de enorme importancia en la vida de la mujer, ha sido el poder elegir el momento adecuado de la maternidad. Un gran número de mujeres conocen los diferentes sistemas de contracepción: preservativos, dispositivos intrauterinos, espermicidas, anticonceptivos hormonales… aunque su elección debería realizarse tras visitar al ginecólogo, que será quien indique el más adecuado teniendo en cuenta sus preferencias y sus características: edad, hábitos, estado previo de salud, etcétera.
Uno de los sistemas más utilizados son los anticonceptivos hormonales, en especial la píldora. Hoy en día, sin embargo, también existen otras presentaciones: parches, anillos vaginales, inyectables o implantes. Todos ellos se componen de la asociación de un estrógeno y un progestágeno. Son un grupo de medicamentos seguros, pero como tales medicamentos también presentan efectos secundarios, interacciones y contraindicaciones.
Los efectos secundarios más habituales de los anticonceptivos hormonales son náuseas, vómitos, retención de líquidos, aumento de peso y cefaleas. Pero los más importantes son los que se presentan a largo plazo, aunque sean menos frecuentes: aumento de la tensión arterial y del tromboembolismo.
También en el siglo XX se ha introducido el consumo del tabaco en España. A partir de los años 40, el hombre lo incorpora a sus hábitos, llegando a fumar hasta el 70% de la población masculina adulta. En los años 70, cuando empieza a disminuir el consumo masculino, la mujer lo consume de forma progresiva hasta llegar al 30% actual.
El tabaco provoca un aumento significativo del riesgo de muchas enfermedades: cáncer, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (bronquitis del fumador) y enfermedades cardiovasculares (infarto de miocardio, angina de pecho, etc.). Pero el tabaco también puede provocar disminución del colesterol HDL, aumento de la frecuencia cardiaca y de la tensión arterial, aumento de la agregación plaquetaria que puede conducir a la formación de trombos y alterar la coagulación.
Además, en la mujer, disminuye la fertilidad, aumenta el riesgo de aborto espontáneo, provoca bajo peso de los bebés al nacer y adelanta la menopausia. Así pues, toda mujer fumadora que toma anticonceptivos hormonales tiene mayor riesgo de padecer problemas cardiovasculares.
Firmado: María Eugenia Ventura
Farmacéutica comunitaria.
Opinión publicada en eL PERIÓDICO DE CATALUÑA el 19/11/2005