La estructura social contemporánea de América Latina, en los comienzos del siglo XXI, nos muestra una serie de problemas estructurales de difícil reconversión.
Estamos frente a una de las crisis más profundas de América Latina, porque se presenta como crisis estructural que “organiza” negativamente las condiciones estratégicas del futuro.
Aunque nuestros países se transformen y crezcan, grandes masas de hombres y mujeres, adolescentes y niños, permanecerán en una gigantesca sociedad marginal que sobrevivirá en acuerdo a sus propios usos y costumbres.
Estos sectores, de ampliación progresiva en los últimos años, poseen una Cultura Paralela, con lenguaje, valores y arte propio, con una forma peculiar de contar la historia y, a la vez, pensar la sociedad (filosofar) y sus condiciones de vida.
Las condiciones sociales, derivadas de la pobreza estructural y de la marginación que esta pobreza produce en los sectores medios y bajos, fogonean la necesidad de uso de las sustancias psicoactivas más allá de la decisión de la persona de acceder a ellas.
Es parte y componente de las condiciones de sobrevida, de recreación y juego, de rebeldía y queja.
Es necesario construir un Plan Estratégico de Salud con una cosmovisión de Inclusión, Pertenencia, Identidad y Derecho, donde la Nacionalidad sea un espejo que refleje lo propio como valor y lo regional como eje, base, respaldo y configuración de un futuro integrado a la historia y cultura latinoamericana.
Hoy, es impensable una Política Pública exitosa que no se organice o sustente en conjunción intelectual y organizacional con las Organizaciones Sociales de la Comunidad (OSC), más aún, al hablar de Políticas Sociales y de Salud Pública.
En acuerdo a la concepción de la enfermedad social, de su estructuración y complejidad, de su importancia sanitaria en el desarrollo futuro de nuestras sociedades latinoamericanas, es que pensamos los modelos preventivos y, básicamente, las formas asistenciales y de Reinserción Social.
Aprendiendo de la experiencia de sobrellevar períodos críticos de nuestro país, con inestabilidad política, crisis económicas y recambios permanentes de liderazgos del Estado en todas sus formas, hemos llegado a la conclusión que, una Comunidad Terapéutica Autosustentable, es el Modelo que se necesita desarrollar en América Latina.
Para lograr la independencia de políticas erráticas o insuficientes por parte de sectores del Estado, es necesario construir un Modelo Organizacional de Comunidad Terapéutica de independencia y complejidad creciente hasta lograr el objetivo de Autosustento y Autogestión de sus propias políticas locales o regionales.
Pensamos que la Institución que alberga pacientes con Patología multicausal y policonsecuente, como es la Drogodependencia, debe atender su resolución, o rehabilitación, en idéntica complejidad que presenta el enfermar.
Nuestra América Latina necesita ideas y estructuras sociales adecuadas que dinamicen la alicaída realidad de sus pueblos para acceder a un sitial merecido en la defensa cultural de la humanidad.
Firmado: Lic. Daniel Campagna – Lic. Elsa Gervasio
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