Hoy es el Día Internacional contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, cuyo objetivo es recordarnos que hay que seguir en el empeño de luchar contra la droga y contra los efectos perversos que genera a nivel personal y social. En esta ocasión, Naciones Unidas propone como motivo de reflexión la eficacia de las intervenciones sanitarias con el lema El tratamiento sí funciona.
Me gustaría tomar prestadas unas palabras del polémico escritor estadounidense James Frey. Al hablar de la toxicomanía, incluida la suya propia, Frey decía: «Los drogadictos y alcohólicos que conozco dicen que se volvieron adictos porque no eran capaces de soportar el sentimiento de rabia, pena o confusión que tenían dentro». Estas líneas inducen a la reflexión y nos indican que el problema de la drogadicción tiene una raíz social y no es simplemente un problema individual.
El tema escogido como lema para esta edición nos enfrenta a una realidad palpable: la existencia en nuestra sociedad de personas que, bien por la razón que alega Frey o por cualquier otra, están enganchadas a una droga y necesitan una atención especial para lograr su liberación. Todos estamos de acuerdo en la necesidad de afrontar el problema de la droga, y dedicar nuestros mayores y mejores recursos a la perspectiva de la prevención. Esto supone actuar antes incluso de que se produzca el problema, y esto pasa por encontrar, fundamentalmente para los jóvenes, espacios alternativos donde puedan dar salida a todas sus inquietudes, aspiraciones y energías, cambiando esa falta de «percepción del riesgo» que hoy es uno de los grandes retos a afrontar. El potenciar la investigación epidemiológica, sociocultural y clínica es, asimismo, otra de nuestras prioridades, que nos ayudará a cambiar el panorama en los próximos años.
Pero esto no significa que debamos conformarnos sólo con las políticas de prevención ya que, desgraciadamente, la adicción a las drogas es un problema en el que siguen cayendo personas en todo el mundo a pesar de los esfuerzos preventivos y de concienciación social que se llevan a cabo. Afortunadamente existe también la posibilidad de superar la adicción. Contamos con intervenciones y tratamientos eficaces, pero todos los expertos coinciden en señalar la necesidad de abordar de forma integral el tratamiento de estos enfermos. No se trata únicamente de «dejar la droga», sino de salir de esos «sentimientos de pena, rabia o confusión», para lo cual es necesario el apoyo de la sociedad que posibilite la reinserción. Se trata también de que logremos minimizar el impacto físico, psíquico y social asociado al consumo de estas sustancias, potenciando los programas llamados de «reducción del daño».
Afortunadamente, «el tratamiento sí funciona» y existen muchas personas que lo pueden corroborar. Pero no son intervenciones fáciles porque necesitan de la colaboración de todos. A nivel individual, el paciente debe estar plenamente convencido de que este tratamiento es necesario. A nivel institucional debe existir la oferta terapéutica que cuente con los recursos adecuados; es decir, las administraciones debemos redoblar nuestros esfuerzos para poner a disposición de estas personas todo el potencial de recursos que la ciencia pone a nuestro alcance. Y a nivel social, debemos conseguir que todos seamos plenamente conscientes de los riesgos de esta enfermedad y ofertar la reinserción social y laboral plena. Sólo desde esa triple perspectiva seremos capaces de ofrecer una salida a este colectivo.
En la comisión de Sanidad y Consumo del Congreso de los Diputados del pasado 31 de mayo tuve la oportunidad de exponer que este tipo de consideraciones han sido las que han llevado al Gobierno a adscribir el Plan Nacional sobre Drogas al Ministerio de Sanidad y Consumo, ya que supone potenciar los aspectos sanitarios de la problemática de la drogadicción, poniendo el énfasis en las cuestiones relacionadas con la coordinación de las actividades de prevención así como las relacionadas con la asistencia, la reparación del daño y la reinserción de los drogodependientes.
Por ello quiero hacer mías las palabras que con motivo de este Día Mundial ha pronunciado el Secretario General de la ONU, Kofi Annan: «La realidad es que el tratamiento para el abuso de drogas puede funcionar y puede restaurar el valor y la dignidad de la vida de una persona. Basándonos en la últimas y más fiables pruebas e investigaciones debemos corregir el erróneo concepto de que la drogadicción es un problema permanente».
Publicado en EL MUNDO el 26/06/2004
Artículo de Elena Salgado, Ministra de Sanidad y Consumo