El personal sanitario que trata a los enfermos alcohólicos que llegan a la Asociación de Alcohólicos Rehabilitados de Almería, ARA, alerta sobre la aparición de muchos casos en los últimos tiempos en los que el consumo abusivo de alcohol viene acompañado de otras adicciones. Destacan la cocaína y el juego, además de que se presentan patologías psiquiátricas, que en unos casos aparecen como consecuencia de la adicción al alcohol y en otras es el motivo que desencadena este abuso.
Estas adicciones conllevan aparejadas elementos que deterioran a la persona, si cabe, aun más en distintos aspectos orgánicos y psicológicos.
Las psicólogas Dolores Sánchez Piedra y Gemma Villa Bermejos y el médico Antonio Miranda Miranda constituyen el equipo de facultativos que atiende en la actualidad a un grupo de unos 350 afectados, aunque por sus manos han pasado 1.600 personas, a las cuales se les ha abierto una historia clínica desde que hace 18 años abriera sus puertas esta asociación.
Estos profesionales como primer paso abren una historia clínica, se hace una evaluación médica del estado del organismo del sujeto, una valoración psicológica, se analiza el tipo de alcoholismo que padece y se buscan las habilidades que se han de reforzar y aquellas que hay que cambiar para con posterioridad hacer un pronóstico.
Las estadísticas hablan de que el 64% de aquellos que se ponen en tratamiento mantienen durante el primer año la abstinencia.
El doctor Antonio Miranda señala que en los últimos años se ha rejuvenecido el alcohólico, así como el demandante de ayuda a ARA, esto se corresponde con un consumo en edades más tempranas.
Sociedad permisiva
«Los factores que llevan a una persona a beber son la sociedad permisiva en la que se vive en la que además se maneja mucho dinero que permite acceder más fácilmente al alcohol, un elemento ambiental que se basa en los amigos, el colegio, el trabajo, la familia y un tercer factor que no está del todo comprobado científicamente pero que es el genético y que parece ser que hay sujetos más predispuestos a caer en este consumo», exponen los tres técnicos de ARA.
Esto ha llevado a que en la actualidad la franja de edad de consumidores abusivos esté entre los 35 y 45 años. «Antes era el viejo el que se emborrachaba en el bar de la esquina y ahora es una persona joven que bebe no vino, sino bebidas de mayor graduación y de forma compulsiva. Hasta hace poco lo hacía los fines de semana, pero el consumo se ha extendido a toda la semana por igual».
Esta disponibilidad y los factores favorables sociales llevan a que se estén presentando casos de consumo paralelo de cocaína y de adicciones al juego, éstos últimos conllevan una derivación a las asociaciones que trabajan con personas adictas a los juegos de azar.
«Nos llegan personas con características muy dispares y en muchos casos vienen derivadas de los propios centros de salud porque reconocen que es aquí donde van a recibir un tratamiento más adecuado aunque se haga un seguimiento desde el SAS», explica el doctor Miranda.
De igual modo, advierte a los médicos de Atención Primaria de determinadas patologías «que se presentan en muchos casos y que son claros síntomas de que se está ante un alcohólico. Las toses matutinas, la gastritis, los ardores, pueden hacer sospechar al facultativo de que quien tienen delante es un alcohólico abusivo y debe explorar en ese sentido, con una analítica y con una entrevista breve se puede detectar el problema. Cuanto antes se detecte el problema, se asuma y haya un tratamiento menos deterioro tendrá la persona», exponen los sanitarios de ARA.
Normalización inmediata
Al tiempo que señalan esto indican que «en poco tiempo se puede lograr la normalización de la persona, que ésta se reinserte en su medio, en su entorno, pero depende del grado de afectación con el que llegue, las expectativas son buenas a priori. Lo que le fastidia al alcohólico desde un principio es ser vulnerable ante la falta de control a la que se llega a padecer en su propia vida».
El personal de ARA indica que ante este problema no hay distinciones de nivel económico ni cultural. «Hay alcohólicos de todas las profesiones y cuando uno asume el problema lo que hace es ir fuera de su pueblo o de su entorno a buscar ayuda, porque si socialmente está bien beber, no lo está seguir un tratamiento». Antonio Miranda pone a manera de ejemplo casos curiosos como el de ancianas que se presentan en consulta y le sale la analítica alta porque «toman agua del Carmen, sin saber que tiene más graduación que la ginebra».
18 años trabajando
En este año ARA ha conseguido la mayoría de edad, ha cumplido 18 años trabajando para la comunidad. Entre sus logros está no sólo el haber atendido a 1.600 personas, sino tener una sede para poder dar asistencia y contar con un cuadro de profesionales que llevan a cabo los tratamientos. Su presidente, Alfonso Gabarrón, agradece la colaboración institucional.
En la última celebración, en noviembre, se premió a los niños Nerea María Cerejido y María José Úbeda en el concurso de dibujo y a Cristina Suanes y Jesús Elvira en el de redacción.