La frase se ha oído miles de veces en televisión («Este medicamento puede producir somnolencia»), pero el aviso se queda muy corto. En la cara b de muchos fármacos se esconden problemas como reducción de reflejos, sensación de inestabilidad, mareos, visión borrosa, dificultad de concentración… Efectos adversos peligrosos y, peor aún, desconocidos por el 80% de los consumidores diarios de este tipo de medicamentos perjudiciales para la conducción.
No se trata de una realidad intangible: el 5% de los accidentes de tráfico están relacionados en España con el consumo de ciertas medicinas. Para reducir estos datos, la Confederación Nacional de Autoescuelas (Fundación CNAE), la Guardia Civil de Tráfico y el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad han unido fuerzas con un doble objetivo: sensibilizar a los profesionales de la medicina y dar información a los automovilistas.
«Debemos formar e informar, nosotros tenemos contacto directo con los conductores y nuestra misión es concienciar a la población española del riesgo que supone ponerse al volante tras consumir determinados fármacos», asegura Roberto Ramos, director de Formación de la Fundación CNAE, entidad que celebró la jornada Fármacos y conducción de vehículos.
En opinión de los expertos, la relación entre los medicamentos y los accidentes de tráfico se está intensificando. Así lo cree la jefa de Área de Prevención del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad: «En la actualidad el consumo de fármacos ha aumentado debido, entre otros muchos motivos, a la automedicación, lo que incrementa el número de accidentes provocados por la ingesta de fármacos». Y lo mismo ocurre con ciclistas y peatones. «El 25% de las personas que conducen toman medicamentos, sin tener en cuenta las personas que se automedican», señala Beatriz de las Heras, profesora-doctora de la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid.